Al sonar, el reloj cayó de la mesa, él cayó de la cama y sonó.
En minutos estuvo masticando carpetas y así agotando pomodoros. Esa mañana fue extrañamente rendidora.
La agenda decía que a la tarde tenía cita, LA cita.
No se esforzó y llegó puntual. Primero, eso era bueno: en la espera podía pensar en los puntos porque encontrarse y no porqué el punto de encuentro era tan distante.
Ella llegaba y se veía tan espectacular como la recordaba, se saludaron, no hubo reclamos, ni malentendidos, se besa- El reloj sonó y ninguno de los dos cayó.-
En minutos estuvo masticando carpetas y así agotando pomodoros. Esa mañana fue extrañamente rendidora.
La agenda decía que a la tarde tenía cita, LA cita.
No se esforzó y llegó puntual. Primero, eso era bueno: en la espera podía pensar en los puntos porque encontrarse y no porqué el punto de encuentro era tan distante.
Ella llegaba y se veía tan espectacular como la recordaba, se saludaron, no hubo reclamos, ni malentendidos, se besa- El reloj sonó y ninguno de los dos cayó.-
(C) Imagen: de janetf con algunos derechos Reservados.
Texto presentado al concurso Cuenteando.
1 comentario:
tan sencillo como espectacular
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