20111217

Ring

Al sonar, el reloj cayó de la mesa, él cayó de la cama y sonó.

En minutos estuvo masticando carpetas y así agotando pomodoros. Esa mañana fue extrañamente rendidora.

La agenda decía que a la tarde tenía cita, LA cita.

No se esforzó y llegó puntual. Primero, eso era bueno: en la espera podía pensar en los puntos porque encontrarse y no porqué el punto de encuentro era tan distante.

Ella llegaba y se veía tan espectacular como la recordaba, se saludaron, no hubo reclamos, ni malentendidos, se besa- El reloj sonó y ninguno de los dos cayó.-

Texto presentado al concurso Cuenteando.

1 comentario:

Ana Diedrichs dijo...

tan sencillo como espectacular